Ojalá
seamos dignos de tu desesperada esperanza.
Ojalá
Ojalá
podamos
tener el coraje de estar solos y
la valentía de arriesgarnos a estar
juntos,
porque de nada sirve un diente fuera de la boca,
ni un dedo
fuera de la mano.
Ojalá
Ojalá
podamos ser desobedientes,
cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia
o violan nuestro sentido común.
Ojalá
Ojalá
podamos merecer que nos llamen locos,
como han sido llamadas locas las
Madres de Plaza de Mayo,
por cometer la locura de negarnos a olvidar
en
los tiempos de la amnesia obligatoria.
Ojalá
Ojalá
podamos ser tan
porfiados para seguir creyendo,
contra toda evidencia, que la condición
humana vale la pena,
porque hemos sido mal hechos,
pero no estamos
terminados.
Ojalá
Ojalá
podamos ser capaces de seguir caminando los
caminos del viento,
a pesar de las caídas y las traiciones y las
derrotas,
porque la historia continúa, más allá de nosotros,
y cuando
ella dice adiós,
está diciendo: hasta luego.
Ojalá
Ojalá
podamos
mantener viva la certeza de que es posible
ser compatriota y
contemporáneo
de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia
y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva,
porque
no tienen fronteras
los mapas del alma
ni del tiempo.
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